jueves, enero 01, 2009

JORGE ARÉVALO ROY ¡PRESENTE!


Fue Presidente de la Promoción, en 1976, mientras estábamos en Cuarto de media. Con un carisma innato, Jorge Luis Arévalo Roy, había comenzado a aumentar su popularidad entre nosotros durante los primeros años de la secundaria cuando se autodenominó Freddy El Poeta, el cual se hizo muy popular.

Fue compañero nuestro desde Kindergarten cuando estudiábamos en la avenida Arequipa 3550. Junto a Felipe Bernales, Luis Miguel Champin, Domenico Edwards, Javier Garcés, Carlos Guzmán y Lucho Torres, lo recuerdo como uno de los más interesados sobre lo que acontecía en el mundo de la música. No olvidaré las encerronas en el estudio de su casa en Teniente Chabrier donde tenía un equipo de música de avanzada, el cual, él, orgullosamente llamaba "octofónico". Ahí, escuchábamos algunos de los discos (importados) que poseía: El Low de David Bowie, Animals de Pink Floyd, Rock and Roll Over de Kiss, Too Old to Rock ‘N’ Roll: To Young to Die! de Jethro Tull o alguno de Emerson, Lake & Palmer. Aún estábamos en la secundaria.

Un 12 de septiembre, mientras celebrábamos su cumpleaños, salimos en el Volkswagen de uno de sus amigos (quien tenía un KP-500, muy de moda en esa época), a buscar a otros compañeros del colegio, vecinos de El Olivar, para proveernos de vitaminas y, luego, a través de Conquistadores enrumbar hacia Miguel Dasso escuchando a todo volumen el Thick as a brick, de Jethro. Estábamos en las nubes.

Cuando nuestra fiesta de promoción, el 26 de noviembre de 1977, fuimos juntos en la camioneta Datsun naranja que sus padres ya habían empezado a heredarle. Al llegar al Club Millotingo, nos encontramos con que -coincidentemente- nos habían reservado la misma mesa, la cual esa noche compartimos con Marcelo Risi y Carlos Saco-Vértiz, y nuestras respectivas parejas.

Cuando ingresé a la radio, en 1980, anduvo interesado en mi carrera. Su mamá, también. En realidad, Coqui, como amigablemente lo llamábamos, estudió para doctor pero pudo haber sido artista. Y es que la vena de doctor le llegaba de su padre, Don Luis Arévalo Flores, un prominente médico y, la de artista, de su madre, Emma Roy de Arévalo, una profesional de la voz (y también una de las madrinas de nuestra promoción cuando egresamos del "colegio chico", en diciembre de 1970). Un día decidió desprenderse de algunos de sus más apreciados discos. Me entregó, entre los que recuerdo, el triple Wings Over America, y A Day At The Races de Queen. Los CDS aún no habían sido lanzados comercialmente en ninguna parte del mundo y los discos de vinilo aún tenían valor.

La primera semana de junio de 1994, el mismo día que yo partía a California, fue a buscarme a mi oficina en la calle Berlín, Miraflores, para ofrecerme el disco debut de Jean Paul Strauss, con quien llegó para despedirse. Me dio un par de copias "por si conocieras a alguien que pudiera estar interesado en promocionar a Jean Paul", me dijo. El doctor se había convertido en manager de quien ese mismo año había representado al Perú en el Festival de Viña del Mar. El Poeta estaba haciendo lo que le gustaba. Y estaba feliz. Así lo dejé... Lo que vino después, me lo contaron. Hasta siempre, Brother!

Tus amigos de la Promoción XXXVI.

Javier Lishner
San Jose, California
Abril de 2004