jueves, enero 01, 2009


1967

El ingreso a Transición, nos hizo encontrar nuevamente con la Sister Lorena. Pero, esta vez, en el segundo piso. Ese año, también, comenzaríamos a llamar miss a toda aquella profesora, casada o no, dispuesta a responder a nuestras tantas interrogantes. Fue así que conocimos a la Miss Agnes (Cueva), quien, detrás de sus lentes oscuros, imponía respeto. Sin duda que, con esas tutoras, el año parecía difícil. Con la Miss Agnes aprendimos a leer. Y la volveríamos a encontrar dos años después, cuando leíamos un poco mejor.

En el "colegio grande" -dirigido por el recientemente nombrado director, Hermano Bruno Valbonetti- estaban por graduarse alumnos como Alberto Borea Odría, actual embajador peruano ante la Organización de Estados Americanos; los hermanos mayores de Vicente Camino y Antonio González; y, Sergio Tapia Tapia, futuro hombre de leyes y fundador de la Sodalitium Christianae Vitae junto a Luis Fernando Figari.

En nuestra promoción, Agustín Palacios, Luis Paz, Sandro Peroni y Enrique Prochazka (no necesariamente porque sus apellidos comenzaran con p) compartían, con Luis Bocchio, el liderazgo en aprovechamiento. Y se habían incorporado, Javier Arce, Eduardo Cabieses y Carlos Guzmán. No existía el horario corrido, razón por la cual íbamos a estudiar en la mañana, regresábamos a la casa para almorzar, y volvíamos al colegio en la tarde para las últimas horas. No se usaban loncheras, cosa que para Cabieses y José Lino, no era problema... pues vivían en la misma manzana. Muchos alumnos utilizaban el servicio escolar como medio de transporte.

El colegio tenía tres omnibuses: el número 1 a cargo del maestro Elías (Ospina); el número 2 con el maestro (Miguel) Pizarro y, el 3, con Roque (Díaz). Los omnibuses aún no eran amarillos y cada colegio tenía su propio color (Eso cambiaría muy pronto con el gobierno del General Velasco). En la puerta estaba Juan (Ávila) y, a veces, Fidel (Medrano) o Armando Sarmiento, éste último, de quien recibiríamos atenciones hasta el año de nuestra graduación, en 1977. El puesto de secretaria del colegio lo tenía la Miss Haydeé.

Y mientras la Congregación de los Hermanos Maristas celebraba los primeros 150 años de su nacimiento, nosotros empezábamos con nuestros paseos anuales a Villa Marista, en Santa Eulalia, y a ver las primeras películas en un pequeño salón adjunto a la Dirección, equipado con un proyector que, hoy, podría costar mucho más de lo que fue su original precio. ¡Y cómo disfrutábamos! Ese fue el año en que la peruana Madeleine Hartog Bell fue coronada Miss Mundo.